levantarse amaneciendo en la chabola, y salir a ese crepúsculo
que cubre el barrio con su manto de esperanza en el castigo. los olores y las
voces lejanas, la luz y el movimiento circular, los chamacos violentos con sus
promesas de odio......
el que no haya molido ese café con miedo, nunca sabrá el aroma
que desprenden los pucheros del agobio, el café que se prepara con el agua
amarga del rocío, el aroma que desprende el pulso de la ansiedad. es todo o
nada al alba, es el juicio en la última mañana. lo jugamos deprisa deprisa y
ahora toca zumbar con lo puesto, deprisa deprisa y sin que te den a elegí.
deprisa deprisa, ¿se puede pedir algo más o mejor?
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